Como ya sabréis nos encantan los retos, y el día que nos llamaron para este proyecto fue uno de esos días de los que sientes ese cosquilleo en el estomago al que no podemos mas que decir que siiiiiiii!!!
Primer reto, hacer un cambio de imagen radical de un negocio en un pueblo de Córdoba (Montilla) El local original, un obrador- cafetería con mas de 20 años, con un buen proyecto, pero se había quedado obsoleto. El reto, convertirla en una cafetería churrería que se pudiera adaptar para ser un bar a medio día y lugar donde tomarte una copa con amigos en un sitio chic y divertido… la idea nos volvía locos, era un reto de los nuestros y con muchas ganas de crear e inventar. Los propietarios debemos decir que estaban totalmente entregados a todas las locuras que les proponíamos, y aunque a veces reconocían que no lo tenían muy claro, se dejaron arrastrar.
Iniciamos como siempre nos gusta, una buena medición, un listado de necesidades, un primer inicio de distribución, algunas imágenes con posibles ideas y sin darnos cuenta iniciamos con lo que mas nos gusta de una reforma…. UNA MEGA DEMOLICION!!! Que satisfacción da cuando consigues quitar todo, dejar el espacio vacío, sin contaminación de elementos y poder darle forma al nuevo proyecto.
La idea del proyecto era fusionar la tradición de un local de churros, con la modernidad y el color de una cafetería y la fantasía y extravagancia de un bar de copas, y así nació la idea de usar azulejos de formato rectangular pequeños, recordando a los de antaño, en colores atrevidos como son el azul cobalto, turquesa y blanco para todos los revestimientos de las paredes. Para el suelo apostamos por un cerámico efecto madera de Porcelanosa para darle ese punto acogedor y detalles en metal negro para reforzar el punto moderno de la noche.
Para el mobiliario quisimos crear una mezcla de elementos para conseguir atraer a todos los públicos. Una zona de bancos tapizados en azul muy típicos en los años 70, mesas minimalistas con tablero blanco y pie central negro y sillas en polipropileno negro con filigranas en la sentada y respaldo.
El punto de inflexión vino cuando empezamos con el nombre. Los propietarios pensaban en un nombre tradicional, el equipo queríamos algo divertido, que la gente recordara y después de muchas vueltas y de algún nombre con mucha controversia llegamos al perfecto: JERIN-GO. Para los habitantes de Montilla los churros se llaman Jeringos, y pensamos que un juego tan sencillo de separar le nombre con un guion daba un nuevo enfoque haciendo un guiño al inglés en estilo andaluz:” ve a por churros”
Esa idea nos llevo al logo circular inspirado en la sartén donde se fríen los “Jeringos” y las letras simulaban la masa al caer, toda una fantasía.
Gracias a ese circulo, nuestro proyecto dio giro a introducir formas redondeadas como la barra, pequeños círculos con diferentes acabados (espejo, tapizado, lacado) en la pared con una luz indirecta, la creación de un Photocall en madera, lámparas en forma tubular,… Un desafío para todos los operarios que han colaborado en el proyecto.
De las cosas mas duras e increíbles del proyecto fue la apuesta de colocar un techo fono-absorbente en círculos de diferentes tamaños que pintamos de color negro, que al mirarlo, hacen un efecto óptico de un cielo estrellado y la gran extravagancia de colocar unas enormes letras con el nombre del local suspendidas desde el techo en la zona de barra, que debemos reconocer que nos han dado algún que otro dolor de cabeza.
Nosotros estamos enamorados del resultado, pero nos encantaría que nos dejaras tu opinión 😉
Comentarios recientes